La hormiga y el grano de trigo
Un grano de trigo se quedo solo en el campo despues de la siega. Una hormiga lo vio, se lo hecho a la espalda y entre grandes fatigas se dirigio hacia el lejano hormiguero. Camina que te camina, el grano de trigo parecía cada vez mas pesado sobre la espalda cansada de la hormiga.
— ¿Por qué no me dejas tranquilo? – dijo el grano de trigo. La hormiga respondio:
— Si te te dejo tranquilo no tendremos provisiones para el invierno. Somos tantas, nosotras la hormigas, que cada una debe llevar a la despensa el alimento que logre encontrar.
— Pero yo no estoy hecho para ser comido – siguio el grano de trigo…
— Yo no soy una semilla llena de vida, y mi destino es el de hacer crecer una planta.
Escuchame, hagamos un trato. La hormiga, contenta de descansar un poco, dejó en el suelo la semilla y pregunto:
— ¿Que trato?
— Si tu me dejas aqui, en mi campo – dijo el grano de trigo -renunciando llevarme a tu casa, yo, dentro de un año, te dare cien granos de trigo iguales que yo.
La hormiga lo miro con aire de incredulidad.
— Si, querida hormiga, puedes creer lo que te digo. Si hoy renuncias a mi, yo te dare cien granos como yo, te regalare cien granos de trigo para tu nido.
La hormiga penso:
— ¡Cien granos a cambio de uno solo…! ¡Es un milagro!
— ¿Y como haras? – pregunto al grano de trigo.
— Es un misterio – respondio el grano
— Es el misterio de la vida. Excava una pequeña fosa, entierrame en ella y vuelve cuando pase un año.
La hormiga confio en el grano y un año despues volvio la hormiga. El grano de trigo habia mantenido su promesa.
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